Ljubica Vodanovic
Socia de Vodanovic Legal
Para promover la competencia e inclusión financiera, hace casi un año, el Estado -mediante Decreto Legislativo 1531- modificó la Ley de Bancos, para hacer posible la llegada al Perú de los bancos 100% digitales. Un banco digital brinda servicios financieros sin oficinas, o con la menor infraestructura física posible, lo que genera una importante reducción de costos y una mayor productividad que puede ser empleada para mejorar la propuesta de valor y una mejora sustancial en los servicios. Hoy en Latinoamérica ya existe una variedad de bancos 100% digitales funcionando. Los tenemos en Brasil, México, Argentina y Colombia, donde están revolucionando la manera de prestar servicios financieros, acercándolos más a la población. Algunos ejemplos: Nubank, Ualá, Neon, Brubank y otros. La pregunta frecuente que escuchamos es ¿cuándo tendremos un banco 100% digital en el Perú? Si bien hoy tenemos un marco legal promotor, aún subsisten algunos retos por superar para lograr atraer a estos nuevos jugadores.
La licencia financiera más compleja en el mundo financiero es la de empresa bancaria ya que permite captar depósitos del público, además de prestar múltiples servicios. Esta licencia puede ser otorgada a un banco tradicional o a uno digital. En este segundo caso, la empresa debe tener una infraestructura tecnológica de primer nivel para poder servir a sus clientes de manera digital y hacerlo de manera segura. Pero no es el único reto.
Si bien un banco digital podría ser creado por una empresa o grupo bancario, en nuestro país ningún banco peruano puede ser accionista de más del 5% de otro banco y dos entidades bancarias locales no pueden tener al mismo accionista. Esta limitación no permitiría, en la práctica, que un banco peruano cree su propia versión digital. De otro lado, todavía hay requisitos en las licencias bancarias pensadas para estructuras tradicionales e inspiradas en los principios de Basilea, según los cuales se debe examinar la solvencia económica de los accionistas y conocerse a los beneficiarios finales (los que controlarán finalmente el banco). Este análisis es muy relevante para mantener la solidez e integridad de nuestro sistema bancario. Sin embargo, podrían ser criterios rígidos para realidades donde las compañías tecnológicas no tienen entre sus accionistas a un banquero convencional sino a múltiples fondos de inversión. Así, vemos que el crecimiento de los bancos digitales en la región está generando también la necesidad de que los reguladores realicen, en algunos casos, supervisión consolidada, es decir, que puedan efectivamente establecer mecanismos para supervisar al grupo económico del cual el banco digital forma parte. Este camino ya lo están recorriendo con éxito México, Brasil, Colombia y Argentina, que han otorgado licencias a bancos digitales.
Siempre lo innovador genera riesgos, más aún en el mundo financiero por el avance de las tecnologías y las crecientes necesidades de la población. Es todo un reto para los supervisores analizar los criterios legales y de mercado con la necesaria flexibilidad que impone el fenómeno, logrando atraer inversión, generar competencia e inclusión financiera, pero, a su vez, hacerlo sin descuidar los objetivos de solvencia de estas compañias y cuidar los ahorros del público.