El onboarding de clientes —al alcance estatal con la Ley Cuenta DNI— es su camino de colaboración con el sector privado en esta urgente tarea. Escribe Ljubica Vodanovic, socia fundadora de Vodanovic Legal.
14 de agosto de 2021
¿El Banco de la Nación y la banca privada pueden complementarse para hacer crecer exponencialmente la inclusión financiera en el país? Más allá de la posible inconstitucionalidad de su ingreso a la banca múltiple o la competencia desleal que generaría con el sector financiero privado, ¿de qué manera el Banco de la Nación puede facilitar este objetivo?
El onboarding —o la incorporación o adquisición de los clientes— es un importante primer paso para la inclusión financiera y el Banco de la Nación debería centrarse exclusivamente en él e integrar digitalmente a todos los peruanos al sistema financiero. ¿Cómo? La Ley Cuenta DNI y su reglamento permiten a los ciudadanos mayores de 18 años abrir una cuenta bancaria en el Banco de la Nación con solo su DNI. Ello facilita el onboarding, una tarea que no es sencilla, porque le exige a la entidad la debida diligencia para asegurar que quien use sus servicios no le generará riesgos mayores a los que es capaz de afrontar ni afectará la integridad del mercado financiero.
Una vez integradas, las personas necesitan servicios financieros de valor: depósitos, préstamos, pagos y transferencias, etc. La propia definición de inclusión financiera de nuestra Estrategia Nacional de Inclusión Financiera señala que esta consiste en “el acceso y el uso de los servicios financieros de calidad por parte de todos los segmentos de la población”, y la Superintendencia de Banca y Seguros y AFP (SBS) cuida que las entidades gestionen adecuadamente sus riesgos —operacionales, crediticios, reputacionales y de Lavado de Activos y el Financiamiento del Terrorismo (LAFT)— para que así sea. Las normas prudenciales, por ejemplo, establecen que, a mayor riesgo, las entidades deben destinar mayor capital, lo que le genera incentivos a la banca privada para prestar un buen servicio, mantener satisfechos a sus clientes, cuidar su reputación e invertir para hacer más eficientes sus negocios.
El problema está en que estas normas no aplican para el Banco de la Nación por su condición de empresa estatal. Esto genera una competencia desleal, pero además abre algunas interrogantes: ¿está preparado el Banco de la Nación para prestar servicios de valor a la población y cumplir así con la propia definición de inclusión financiera? No. Y solo lo estará si se rige por las mismas reglas que la banca privada y para ello invierte en su transformación. ¿Pero vale la pena que lo haga cuando tenemos muchas entidades financieras y microfinancieras y, además, surgen fintechs que se especializan en brindar servicios financieros de manera ágil y sencilla?
¿Cómo podría contribuir entonces el Banco de la Nación a la inclusión financiera? Con el onboarding. Si todos los ciudadanos con DNI tienen una cuenta en dicho banco, se generará la información suficiente para conocer a la población que nunca tuvo una cuenta bancaria. Y una vez generada esta masa crítica, las propias personas podrían migrar libremente a cualquiera de las alternativas que ofrece el sistema financiero y acceder a los servicios financieros de calidad que merecen. Así, con el apoyo del sector público, dejaríamos hacer a los privados lo que mejor saben hacer: empresa.
Solo con una mirada de cooperación de los sectores público y privado será posible incrementar de manera eficiente la inclusión financiera en el Perú. Y cada uno aportaría lo que está en capacidad de aportar mejor.
Sobre el autor
Ljubica Vodanovic es socia fundadora de Vodanovic Legal. Fue socia líder de Regulación de Mercados Financieros y Fintech de EY Law. Es abogada de la Universidad de Lima y LLM de London School of Economics, donde se especializó en derecho bancario y financiero.